Derecho Administrativo
El movimiento academicista desarrollado a lo largo del siglo XVIII como consecuencia del más amplio fenómeno cultural de la Ilustración, tuvo sus principales exponentes institucionalizados en la Real Academia Española, la Real Academia de la Historia, o la de Jurisprudencia de Santa Bárbara. En la España del siglo XIX, las Reales Academias mantuvieron su vitalidad y pujanza, adaptándose a la nueva realidad ideológica del liberalismo. La II República (1931-1939) mantuvo a las Academias, aunque privándolas de su adjetivo «Real», pero ya iniciada la Guerra Civil (1936-1939), fueron suprimidas por un Decreto, que las calificaba de instituciones que habían «tenido su razón de ser en otras épocas de la historia [...]», pero que «han quedado anquilosadas o no están en consonancia con la marcha de la vida social de hoy».
En cambio, otro Decreto del Gobierno de Burgos, de 8 de diciembre de 1937, día de la Inmaculada Concepción, patrona de la primitiva tradición doctoral española, ordenó reunir en la Universidad de Salamanca a todas las Academias, por entonces inactivas como consecuencia de la Guerra. Éstas eran según el mencionado Decreto: la Española, la de la Historia, la de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, la de Ciencias Morales y Políticas, Bellas Artes de San Fernando y la de Medicina. Las cuales «conservarán en lo sucesivo el título de Reales en alusión a su origen histórico y formarán juntas un cuerpo total con el nombre de Instituto de España». Idea apadrinada por PEDRO SAINZ RODRÍGUEZ y EUGENIO D\'ORS. También fueron importantes promotores del Instituto de España, PEDRO MUGURUZA y AGUSTÍN GONZÁLEZ DE AMEZÚA.
Su primera sesión, presidida a título provisional por JOSÉ MARÍA PEMÁN, se celebró en Burgos el 27 de diciembre de 1937. Allí fue elegido como primer presidente del Instituto de España el compositor MANUEL DE FALLA, y como secretario perpetuo al propio EUGENIO D\'ORS. Posteriormente sería presidida por LEOPOLDO EIJO Y GARAY (1942-1963), el historiador JUAN CONTRERAS Y LÓPEZ DE AYALA, Marqués de Lozoya (1963-1972), LUIS MARTÍNEZ DE IRUJO, Duque de Alba (1972-1972), MANUEL LORA TAMAYO (1972-1978), FERNANDO CHUECA GOITIA (1978-1986), MIGUEL ARTOLA (1986-1995) y MARGARITA SALAS FALGUERAS, actual presidenta desde 1995.
Su normativa reguladora se encuentra en el mencionado Decreto de 8 de diciembre de 1937, así como en otro Decreto inmediatamente posterior, de 1 de enero de 1938, que lo reorganizó, en tanto que sus Estatutos serían aprobados por el ministro de Educación Nacional JOSÉ IBÁÑEZ MARTÍN, el 18 de abril de 1947.
Con fecha 19 de mayo de 1938, apareció un Decreto que atribuyó al Instituto de España la facultad de orientar y dirigir la alta cultura y la investigación superior en España. Dirección de la vida científica nacional de la que fue en gran parte privado en 1940, con la creación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
Además, la importancia de las Reales Academias agrupadas en torno al Instituto de España, ha tenido el más alto reconocimiento legal al recoger el art. 62, j de la vigente Constitución, entre las demás facultades que corresponden al Rey, el «Alto Patronazgo de las Reales Academias».
Por otra parte, de acuerdo con sus estatutos, el Instituto de España está constituido por el conjunto de los académicos numerarios pertenecientes a las Reales Academias oficiales establecidas en Madrid: Española, de la Historia, de Bellas Artes de San Fernando, de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, de Ciencias Morales y Políticas, Nacional de Medicina, de Jurisprudencia y Legislación, y de Farmacia, constituidas en Corporación nacional, a título de máximo exponente de la cultura española en el orden académico.
Es su objeto estrechar la fraternidad espiritual de las indicadas ocho Reales Academias españolas, auxiliándose y complementándose entre sí para mayor eficacia de sus tareas y actividades, formando la superior representación académica nacional en España y en el extranjero. Son sus funciones las que le encomienda el Estado, las que le atribuyen las Reales Academias y las que acuerdan de su propia iniciativa.
El Instituto de España orienta su actividad en tres líneas fundamentales: los ciclos de conferencias, los cursos de Tercer Ciclo o Doctorado y las publicaciones especializadas.
Realiza tres sesiones públicas y solemnes al año: en conmemoración de su fecha fundacional, la Fiesta del Libro, y la tercera con motivo de la apertura del Curso Académico anual. Todos los años también celebra el homenaje la Antigüedad Académica, rendido a los académicos de número que llevan más tiempo perteneciendo a alguna de las Reales Academias del Instituto.
El Instituto de España depende administrativamente del Ministerio de Educación y Cultura, a través de la Secretaría de Estado de Universidades, Investigación y Desarrollo.
Para su gobierno cuenta con un Presidente al que asiste una Mesa formada por un miembro elegido por cada una de las Reales Academias que lo forman.
Desde su fundación la entidad ha ocupado varias sedes. Tuvo un primer domicilio en Madrid, en el Palacio de Revillagigedo, en la calle de Sacramento. Luego, en el Palacio del Marqués de Molins, en la calle Amor de Dios, y actualmente, en el núm. 49 de la de San Bernardo, en el edificio que alojó a la Universidad Central. Se levanta este sobrio edificio neoclásico en el solar que ocupaba el antiguo noviciado de Padres Jesuitas. Fue su arquitecto FRANCISCO JAVIER DE MARIÁTEGUI, discípulo de JUAN DE VILLANUEVA.
El Instituto de España estableció en junio de 1979 unas normas indicativas para la fundación de nuevas Academias provinciales, y en octubre de ese mismo año, otras para la relación de estas Academias con el Instituto.
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