. Históricamente esta palabra designó en un principio la ciudad sede de un dignatario eclesiástico de rango particularmente elevado (de ordinario el arzobispo). En la historia moderna y contemporánea, esa misma palabra forma parte del lenguaje común y del estilo jurídico para designar el territorio a que se refieren las dependencias denominadas coloniales o de ultramar (V. Departamento, Territorios de ultramar). Últimamente significa, en la expresión metrópoli de equilibrio, el sentido que originariamente tuvo de ciudad, pero apoyándose en la investigación sistemática y planificada de las agrupaciones de grandes aglomeraciones humanas con estructura en gran medida de urbanismos de variadas índoles, de zonas industriales, y de vías nuevas de comunicaciones. Se trata entonces de intentar, con la regionalización, compensar la hipertrofia de la capital y luchar contra el empobrecimiento y la deserción de regiones enteras. Las consideraciones económicas y humanas locales (población, riqueza del subsuelo, vías de acceso, situación en un conjunto de dimensiones más vastas todavía) cumplen una función determinante en materia de elección en la planificación.
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