Esta modalidad hipotecaria se utiliza para asegurar obligaciones pecuniarias formadas por una deuda de capital y otra de intereses. El deudor se compromete, en esta clase de hipoteca inmobiliaria, a reintegrar el capital mediante cuotas de amortización distribuidas a lo largo de un período largo de tiempo (doce años, por ejemplo). Los plazos en que se distribuyen dichas amortizaciones se hacen coincidir con los plazos previstos para pagar los intereses. Casi siempre las amortizaciones por capital son de cuantías regularmente crecientes, mientras que las de los intereses son decrecientes. De esta manera, el acreedor hipotecario percibirá anualmente una suma igual, de acuerdo con un plan o cuadro de amortizaciones establecido al comienzo.
Reglamento Hipotecario, artículo 219.
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