División territorial

La adecuada organización de la Administración Pública debe basarse en la oportuna división del territorio sobre el que ejerce su soberanía el Estado. La división territorial puede hacerse dando prioridad a uno de estos dos criterios: el convencional o el histórico. De acuerdo con el primero, el territorio nacional es dividido con criterios racionales que tienden a facilitar la mejor realización de las funciones administrativas. Así se hizo en muchos países europeos inspirándose en el modelo francés (departamentos); pero la racionalidad de este criterio no era muchas veces más que un afán de simetría y uniformidad, que tampoco compensaba con una eficacia apreciable. De acuerdo con el criterio histórico, la división del territorio nacional se hace respetando las organizaciones tradicionales del país, como ha ocurrido en la experiencia suiza (cantones). La división territorial española clásica se ha fundamentado en las dos unidades provincia y municipio.