El problema de la responsabilidad del fabricante, elaborador o industrial, se plantea cuando el usuario o consumidor de un producto elaborado sufre daños causados por este y originados en sus defectos o vicios. Quedan, pues, excluidos de esta temática los daños que sufre la propia mercadería elaborada.
Sólo tendrán relevancia, en consecuencia, los irrogados por los productos elaborados al adquirente o a terceros.
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