Su fin es que determinados bienes se conserven dentro de la familia de la que proceden. De ahí, que también se conozca como retracto familiar o retracto de sangre. El retracto de abolorio, llamado también derecho de saca, se aplica a los inmuebles que han permanecido en el patrimonio de una familia durante dos o tres generaciones inmediatamente anteriores al titular actual que pretende enajenarlos; en tal caso, pueden ser retrayentes los parientes de aquél hasta el cuarto grado en los colaterales. El derecho de tornería, permite a los parientes más próximos del vendedor de un inmueble retraerlo a su favor. El retracto gracioso está previsto a favor del deudor que, habiéndosele ejecutado determinados bienes, puede recuperarlos si paga la deuda incumplida más los gastos de legítimo abono dentro de los nueve días siguientes a la ejecución.
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